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En la Carta de Nizhny Tagil sobre Patrimonio Industrial (2003) aprobada en Moscú por el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH) se define este como:

Aquellos restos de la cultura industrial que poseen un valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico. Estos restos, entendidos como aquellos lugares donde se desarrollan las actividades de transformación, las infraestructuras que los comunican, sus edificios, su maquinaria, así como los sitios para la vida social, costumbres y modos de hacer, conforman el amplio conjunto que constituye el Patrimonio Industrial.

Tras esta definición, podemos hacernos idea de que el Patrimonio Industrial está compuesto por bienes de lo más heterogéneos y variados, cuestión que provoca complicaciones a la hora de ser tratados por los investigadores. Dentro de lo industrial no solo incluimos las fabricas, talleres o la maquinaria de producción, sino también las vías de transporte por donde se abastecían de las materias primas, infraestructuras para el día a día de los obreros e, incluso, la incidencia del proceso industrial en un área geográfica especifica. Así pues, cuando hablamos de patrimonio industrial, incluimos puentes, ferrocarriles, estaciones y puertos; además de poblados obreros con sus residencias, centros asociativos, colegios, mercados, hospitales e iglesias; y por supuesto, los paisajes que una determinada industria o explotación han ido generando con el paso de las décadas o siglos.

Debemos tener en cuenta que la arqueología industrial es una disciplina relativamente reciente y que no es hasta la década de los años 80 del siglo XX que en España se produce un verdadero interés por el patrimonio industrial. Y es, sobre todo, en los últimos años, cuando se han incrementado las iniciativas dirigidas a su protección y defensa, así como también han crecido los encuentros científicos, asociaciones, revistas y organismos destinados a su difusión, protección y gestión. Sin embargo, debido a las características propias de su estética,  sigue siendo el tipo de bien cultural que más incomprensión genera en una parte de la sociedad y que, por ello, presenta un elevado riesgo de desaparecer.

Debido a estas razones, el presente blog pretende hacer una labor de difusión sobre los bienes industriales, centrándose en los de las regiones de Asturias y Cantabria. El objetivo es hacer brotar un mayor interés y sensibilidad hacia lo industrial y, quizá, ya adentrándonos en el campo de lo subjetivo y el gusto personal, hacer llegar la apreciación y disfrute de su estética.

Sin más que añadir,  si no desearos que disfrutéis mucho descubriendo parte del patrimonio industrial cantábrico. Sed bienvenidos a Legado Industrial.